Para el manejo y prevención de la invasión de especies biológicas se sugieren numerosas prácticas ambientales en ámbitos de planificación, corte, prohibición, entre otros. No obstante, la base para su control radica en la educación y la colaboración entre vecinos de los predios.

La invasión de especies exóticas pueden provenir de plantas, animales, insectos, plagas e incluso algunas enfermedades, las que pueden tener impacto directo en las personas,  los cultivos y la biodiversidad. Esto representa una problemática actual que trae consecuencias negativas en la biodiversidad, tales como el desplazamiento de especies nativas, el aumento del riesgo e intensidad de incendios y la disminución de disponibilidad de agua superficial y subterránea.

Para prevenir los efectos mencionados anteriormente y manejar estas especies invasoras, es fundamental crear planes de control dentro y fuera de las viñas, estableciendo una asociatividad entre diversos actores del sistema. 

Para conocer más sobre estos controles de manejo, conversamos con Rafael García, Investigador del Laboratorio de Invasiones Biológicas, Anibal Pauchard, Director del Instituto de Ecología y Biodiversidad y Olga Barbosa, Científica y Directora de VCCB.

Herramientas para prevenir el riesgo de invasión 

Cuando las especies ya han ingresado a los ecosistemas,  se deben pensar estrategias de manejo que no apunten a la erradicación total, ya que, según  Rafael García, Doctor en Ciencias Forestales e Investigador del Laboratorio de Invasiones Biológicas, “la erradicación es muy difícil de alcanzar, para ello tenemos que asegurar la eliminación completa de todos los individuos y en el caso de la especie vegetales es casi imposible”. Respecto a estas estrategias, deben definir umbrales e intentar disminuir el tamaño poblacional de algunas especies para así aminorar su impacto.

El Doctor mencionó que las invasiones biológicas constituyen un proceso que siempre esta mediado por la actividad humana, es decir, son nuestras actividades las que van moviendo especies de un ecosistema a otro, es por ello, que el enfoque debe ir hacia la prevención. 

Para ello es primordial comenzar con el control de entrada de las especies, “lo primero que hay que pensar es implementar  barreras sanitarias de ingreso al país y una vez dentro del país, evitar el movimiento de especies de una región a otra”.

Sumado a esto, agregó la importancia de empezar el cultivo de especies nativas ornamentales por sobre la búsqueda de especies nativas exóticas que vendan en el comercio “si bien, cuesta un poco más encontrar la especie nativa o pueden ser un poco más difícil de cultivar, a la larga van a generar un beneficio mayor”.

Por otro lado, el investigador también destaca la importancia del factor educativo en la comunidad, “es importante porque la mayoría de estas especies estan ahí debido a que nosotros las llevamos a los territorios, entonces son nuestras acciones las que tenemos que ir cambiando para evitar el problema de las especies exóticas”. 

Educación y organización comunitaria: una tarea esencial

Por otro lado, Anibal Pauchard, actual director del Instituto de Ecología y Biodiversidad, enfatizó en la educación como factor primordial, no obstante, esta debe ser una sinergia más que una transmisión de conocimiento vertical, es decir, debe ser  siempre considerando el conocimiento de las comunidades, generando coproducción del conocimiento con arraigo local.

Dentro de este proceso de concientización, debe entenderse que la esencia de las invasiones biológicas es una serie de procesos encadenados, es todo un conjunto de especies que llegan y alteran los ecosistemas y la vida de las personas.

Luego de ello, se debe buscar coordinar a todos estos actores que usualmente no conversan entre sí, para juntarlos en la misma mesa a conversar, proceso donde es relevante el rol estatal para la información, “en casos de especies no tradicionales, como un mamífero invasor, se produce sinergia entre diversos actores, sin embargo, en el caso de plantas, o de algunos algunos patógenos, hongos o enfermedades, es bastante más lento el proceso, ya que la gente no los ve como un riesgo, provocando que a lo largo del tiempo se unan varias especies invasoras afectando los predios de distintas formas, cuya sumatoria de consecuencias termina en daños más graves ” mencionó Anibal Pauchard.

Una vez exista esta información y coordinación entre actores, se puede comenzar a hablar de una organización en pro de reducir la amenaza de estas especies a la salud, cultivo y biodiversidad, “si ellos se organizan,  es más fácil prevenir la invasión biológica porque las invasiones biológicas no conocen límites prediales, administrativos ni comunales, entonces pueden saltar rápidamente de una comuna o de una región a otra”.

Instauración de prácticas para el manejo de especies

“Pareciera que cuando uno habla de estos temas esta todo mal y no hay mucho que hacer, pero la verdad es que la experiencia del programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad y el Laboratorio de Invasiones Biológicas, han ayudado bastante a poner temas sobre la mesa, ya qué años atrás cuando partieron esas dos iniciativas, se conocía muy poco del problema de las invasiones biológicas y ahora es un tema que se conoce y no hay que explicar mucho la problemática que ocasiona, la gente ya lo tiene relativamente asimilado” comentó Rafael García.

Por su parte, Olga Barbosa, investigadora y Directora de VCCB destacó el trabajo de colaboración realizado por el LIB y VCCB, ya que ambos trabajan temáticas diferentes pero complementarias, estableciendo un modelo de colaboración novedoso y fácil de difundir y llevar a la práctica.

“Hemos podido difundir la la información de ellos de manera súper contundente y está incluida en prácticas medioambientales que nosotros les enseñamos a las viñas entonces hay como una amplificación del alcance que tiene la investigación en términos de invasiones”.

El programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad incluye en su trabajo con Viñas, la sugerencia de prácticas medioambientales para evitar invasiones biológicas, tema que según menciona la directora, no tenían familiarizado, “las invasiones biológicas fue todo un tema que no habían visto, o sea, en general relacionan este tema a las malezas, pero introducir que había otras especies fue un concepto bien nuevo para ellos, tuvieron que volcar la mirada un montón de especies que tenían en los campos o que incluso propagaban, pero que tenían efectos perjudiciales a la biodiversidad, a la naturaleza en general y también a sus cultivos”.

Un ejemplo de ello es una práctica de la agricultura que es mantener el suelo cubierto de vegetación, en las viñas esto se denomina coberturas entre hileras y se utiliza para mantener las propiedades del suelo, la estructura, evitar la evaporación, entre otros. Ahora bien, estas plantas herbáceas muchas veces son flores, entre las que está el Dedal de Oro, una especie bastante común, cuyo carácter exótico invasor era desconocido para los agricultores. “Una vez que se lo comentamos, se dieron cuenta que el primer año había todo tipo de flores que venían en estas semillas, pero al año siguiente solo había Dedal de Oro”.

Dentro de las evaluaciones posteriores de la implementación de prácticas en las viñas para probar la efectividad de la intervención de VCCB, Olga menciona que esa fue la práctica que más diferenció a los grupos control y tratamientos, “es la principal diferencia que uno puede ver en implementación de prácticas entre los grupos que trabajan con nosotros y los que no trabajan con nosotros”.

En conclusión, VCCB se constituye como una iniciativa impulsora de la educación y la asociatividad para el manejo de especies invasoras, estableciendo prácticas y diagnósticos en base al conocimiento del LIB, coproduciendo conocimiento en terreno con los agricultores de cada predio y las comunidades, generado notorias diferencias en la prevención y el manejo de plagas.