La lluvia de verano que activó las alertas en las viñas
Un frente de lluvias poco usual para fines de enero, que dejó un saldo de más de 100 mm de agua caída, fue el evento climático que encendió las alertas en las viñas de la zona centro- sur del país. El fenómeno llamado río atmosférico que se caracteriza por fuertes precipitaciones generó daños en la producción frutícola, siendo la uva de mesa la más afectada según datos de Fedefruta, organización que a través de una encuesta estimó una pérdida del 53% en variedades de media estación.
En este contexto, las viñas también se vieron afectadas. Si bien las precipitaciones se manifestaron cuando las cepas de vinos blancos estaban empezando la pinta y los milímetros de agua caída fueron variables en los distintos valles vitivinícolas, desde las gerencias agrícolas tomaron decisiones orientadas a mitigar el impacto en la fruta.
En el valle de Leyda los impactos de la intensa lluvia que acumuló 57mm en un día, se vieron profundizados por las lloviznas persistente de los días posteriores, lo cual generó importantes casos de botrytis. En el caso de la Viña Garcés Silva que tiene un manejo orgánico de sus predios, tuvieron que aplicar productos biológicos para reducir el daño del hongo, hasta con 6 aplicaciones y rotación entre las alternativas de insumos existentes.
“También hubo que deshojar las parras para permitir la ventilación y hacer limpieza de racimos con botrytis pero hay que tener en cuenta que esas acciones presentan un riesgo, ya que esos movimientos esparcen las esporas” relata José Ignacio Casali, Director Técnico y de Operaciones de Viña Garcés Silva.
Casali comenta que después de la pinta no se pueden aplicar muchos productos ya que se debe priorizar que no queden residuos en el fruto, ello generó un mayor desafío para enfrentar los daños ocasionados por las precipitaciones, que mermó la cosecha de este año, fundamentalmente en las cepas de sauvignon blanc, pinot noir y chadonnay.
Si bien el fenómeno climático también repercutió en gastos no presupuestados a nivel de productos fitosanitarios, el agrónomo no ve todo negativo frente a la menor producción, “ya que la cosecha en un año muy frío y con una uva de acidez alta y menor alcohol genera vinos elegantes de mayor guarda” expresó.
En un contexto de cambio climático y de escenarios inciertos, Casali sostiene “sin duda lo sucedido este año plantea la evaluación de un cambio de estrategia y la posible contratación de seguros”.
Tomar medidas antes que se produzca el daño
Más al sur, en el valle de Curicó, las precipitaciones atípicas de fines de enero sirvieron para implementar un plan preventivo de reducción del riesgo, orientado a mitigar los impactos en la cosecha. Así lo relata Marcelo Lorca, gerente agrícola de Viña Aresti cuyos predios se encuentran en la comuna de Molina.
“Para todo proyecto vitivinícola deben tenerse en cuenta los registros climáticos históricos y elegir acorde a ello la variedad de uva. Sin embargo, el pronóstico del tiempo es clave siempre pues permite proyectarse y prepararse” comenta Lorca y es precisamente lo que hicieron en enero de este año.
Con pronóstico de lluvias intensas, se prepararon los equipos para realizar el deshoje mecánico para favorecer la ventilación y se adelantaron en la compra de insumos biológicos para evitar la pudrición. Fue así como se enfrentaron a los 74 milímetros acumulados en pocos días, los que equivalen a 40 horas de riego por goteo. Por ello suspendieron el riego por 10 días.
Lorca recuerda que además de las lluvias hubo más de 21 días con bajas temperaturas lo cual retrasa la maduración y favorece la aparición de botrytis por lo cual, al igual que en el valle de Leyda, tuvieron que aplicar productos orgánicos para controlar la pudrición, para lo cual experimentaron con diferentes alternativas.
“A ello sumamos monitoreo permanente de los cuarteles en conjunto con los enólogos para definir cuándo cosechar. En todo el proceso se fueron priorizando los cuarteles según susceptibilidad” enfatiza el agrónomo quien destaca el trabajo conjunto con el área de enología el cual permitió tener una cosecha muy similar a la del año anterior.
Como aprendizaje para enfrentar estos episodios climáticos amenazantes, el gerente agrícola destaca que es clave creer en los pronósticos del tiempo para prepararse, ver la maquinaria que se va a utilizar (camiones, tractores), contar con stock de insumos para aplicar en las parras y tener la bodega operativa en caso de que deban adelantar la vendimia. Posterior a las lluvias recomienda trabajar en conjunto con enología para evaluar la intensidad y severidad del daño.
La suma de estas medidas permitió que la Viña Aresti haya tenido un rendimiento sobre lo estimado en cuanto a cepas blancas que no se vieron mayormente afectadas y un buen rendimiento como año normal, en las cepas de tintos.