Un nuevo verano recién comienza y cómo país ya enfrentamos graves incendios forestales. Cada año presenciamos siniestros causados ya sea intencionalmente o por descuidos humanos, los que se ven acrecentados por el periodo de sequía que afecta al país en los últimos 10 años. Ante esta inminente amenaza, las zonas agrícolas y el sector vitivinícola deben tomar medidas preventivas.
“Se necesitan tres cosas para que se genere una llama: oxígeno, temperatura y combustible. Si eso lo llevamos a una escala más grande, como un bosque, ahora necesitamos las mismas tres cosas. Cuando tenemos un verano cálido y con altas temperaturas, una gran cantidad de vegetación y una fuente de ignición, vamos a tener una zona de alto riesgo”, señaló Rafael García, Doctor en Ciencias Forestales e investigador IEB Chile.
Marcelo Lorca, Gerente Agrícola de Viña Aresti, relató en el conversatorio Vino a Conversar, organizado por nuestro programa, los incendios que debieron enfrentar el año 2017: “Se nos quemaron 400 hectáreas, era incontrolable. Esa mala experiencia, dos noches y tres días intentando controlar el incendio, nos hizo aprender de cortafuegos, el generar brigadas forestales que tengan nociones para enfrentar esto. Hay que generar planes de trabajo, capacitar a la gente”.
El Manual de Conservación Biológica en Viñedos, material desarrollado por las investigadoras Olga Barbosa y Karina Godoy, se aborda que un factor de riesgo de incendios es la presencia de plantas exóticas, esto por su alta flamabilidad.

“El combustible que hay en la naturaleza es la vegetación, es la biomasa que se acumula. Dependiendo de que crezca en un lugar, el incendio se va a comportar de una manera distinta. Es muy distinto que se queme un pastizal a que se queme un bosque, y la probabilidad de que empiece un fuego en uno u el otro también va cambiando”, comentó García sobre las diferencias que puede producir la vegetación en caso de incendios.
“Las especies exóticas, la mayoría son de países donde el fuego es más frecuente que en Chile, entonces vienen con una pre-adaptación a escenarios de fuego recurrente, y suelen dominar las áreas que se queman, como la mayoría de los pastos, retama, el pino, eucalipto y aromo. Estás especies tienen características propias que hacen que favorezcan la propagación del fuego”, continúa el investigador.
Ante esta adversidad, el manual VCCB destaca a los cortafuegos como herramienta preventiva, acordando con los vecinos establecer estos sistemas en los bordes de cada propiedad. Esto permite evitar la propagación de las llamas, manteniendo los viñedos y la biodiversidad presente fuera de peligro.
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