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Investigadores identifican la relevancia de remanentes de bosques nativos aledaños a viñedos para mantener la diversidad de carnívoros en la zona central de Chile

Los carnívoros son clave en el control de plagas y en limitar la transmisión de enfermedades entre animales y seres humanos

Ago 20, 2020 | Noticias

Relevancia remanentes
La zona mediterránea de Chile central, que se extiende desde el sur del río Choapa hasta el norte del río Biobío, destaca por albergar una alta proporción de especies endémicas y una mayor diversidad relativa de especies que otras zonas del país. Sin embargo, las actividades silvoagropecuarias entre ellas la producción de vid, han generado un fuerte cambio de uso del suelo, impactando a la biodiversidad y la provisión de servicios ecosistémicos.

A pesar de ello, una investigación desarrollada por Camila García como parte de su tesis de Magíster en Ciencias Agronómicas y Ambientales de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y liderada por el doctor Juan Luis Celis a partir de la información obtenida en los inventarios realizados por el programa Vino, Cambio Climático y Biodiversidad (VCCB) del Instituto de Ecología y Biodiversidad, plantea que la presencia de remanentes de bosques nativos inmersos o aledaños a viñedos, permiten la conservación de carnívoros, especies clave en los ecosistemas y que aportan al control biológico de algunas plagas agrícolas como roedores y conejos.

La publicación, que constituye un aporte a la evaluación de la riqueza de carnívoros en la zona agrícola de Chile central, aborda cómo los carnívoros -entre ellos los gatos güiña y colocolo, los zorros chilla y culpeo, el quique y el chingue (zorrillo)- se ven amenazados en paisajes intervenidos por humanos, no sólo por la degradación de sus hábitats naturales a raíz del cambio de uso del suelo para la producción agrícola, sino que también por la caza, presencia de perros y expansión urbana, factores que influyen en que hoy varias especies se encuentren amenazadas a su conservación.

El estudio, en el cual participaron también Gabriella Svensson, Camila Bravo, María I. Undurraga, Javiera Díaz-Forestier, Karina Godoy, Alexander Neaman, Olga Barbosa y Sebastián Abades, destaca que los carnívoros son superpredadores que permiten controlar la transmisión de parásitos entre animales y seres humanos además de limitar el contagio de enfermedades zoonóticas. Una merma en la población de carnívoros puede repercutir en cambios en otras especies y en problemas con los cultivos agrícolas.
El investigador principal, profesor de la Escuela de Agronomía de la P. Universidad Católica de Valparaíso e investigador asociado del Programa Vino, Cambio climático y Biodiversidad, Juan Luis Celis, explica el rol de los carnívoros “al estar en la parte superior de la cadena alimentaria tienen altos requerimientos de hábitat y por ello son los primeros afectados cuando hay perturbaciones o degradación de su hábitat.

Estas especies son clave para controlar algunas plagas y lo hacen sin afectar los cultivos, por ejemplo, al alimentarse de conejos o roedores, indirectamente contribuyen a disminuir pérdidas agrícolas por estas especies y en particular para el caso de roedores, aportan al control del virus hanta. Dado sus altos requerimientos de hábitat, su conservación permite conservación de otras especies con menos requerimientos, lo que se conoce como especies “paragua”.

El artículo científico “Remnants of native forests support carnivore diversity in the vineyard landscapes of central Chile” (Remanentes de bosques nativos apoyan la diversidad de carnívoros en los paisajes de viñedos de Chile central) analiza las diferencias entre carnívoros especialistas -que requieren hábitats específicos para su conservación como el gato güiña o el colocolo- y los generalistas -especies que son menos restrictivas y se adaptan a distintos ambientes en el paisaje como los zorros- en zonas con remanentes de bosque esclerófilo inmersos o aledaños a los viñedos de la zona central de Chile.

Relevancia remanentes

Entre los hallazgos de la investigación, Celis destaca que las especies generalistas y las especialistas reaccionan de modo distinto al paisaje “ya que los generalistas pueden habitar zonas más intervenidas y con menos presencia de remanentes de bosques y lo que vimos con la güiña o con el gato colocolo, de los cuáles había muy pocos registros anteriores de presencia en zona de la cordillera de la costa, es que son especies que se ven mucho más afectadas por la degradación y fragmentación del hábitat. En lo que sí hay similitudes es que ambos grupos, su abundancia se ve negativamente afectada por la presencia de perros en los remanentes de bosques” puntualiza el académico.

Karina Godoy, coordinadora del VCCB, quien también participó en el estudio, comenta que lo atractivo de este estudio es “que se pudo obtener información ecológica relevante en predios privados, que no son zonas protegidas y donde hay escasa investigación y que es posible realizar acciones de conservación en paralelo a labores productivas, como es la industria vitivinícola”.

Precisamente, una de las conclusiones principales de la investigación se refiere a los beneficios que tiene para la industria del vino el mantener hábitats naturales asociados a restos de bosques nativos ya que con ello se apoya la conservación de la biodiversidad en zonas productivas al beneficiar a la población de fauna silvestre y también al proporcionar otros servicios del ecosistema como polinización, control de plagas y regulación del agua en zonas agrícolas.

Relevancia remanentes

“Las viñas pueden ser beneficiadas por servicios ecosistémicos y aportar a la biodiversidad particularmente en la medida que productores y consumidores del vino valoran cada vez más el impacto ambiental de esas zonas productivas” sostiene el Dr. Celis.